jueves, 10 de abril de 2008

Vivir la incertidumbre

Ufffff, hoy mis palabras han encontrado su destino, y parece que la ola de sentimientos que las transportaban han conseguido hacerle un orificio a ese rocoso malecón.
Qué alegría ser por un día ganador en el campo de combate, aunque sólo sea una batalla, y se mastique la derrota en esta guerra, pues las armas de mi ejercito disparan a soldados con traje pesado, bajo el cual la carne se vislumbra sin consistencia, como si de materia gaseosa se tratara, atravesando así los cuerpos sin llegar a dejarles ninguna señal, salvo aquella que consiguen ciertas flechas, escasas en su mundo pero heroicas en su alma, cuando consiguen emboscar al enemigo en un momento de imprevisión, alojándose dentro de su armadura, y demostrando que quizás sí que algún día pudo existir un David que derrotara a algún Goliat.

Mis contradicciones y yo.

9 de Abril de 2008.

1 comentario:

Ada dijo...

Las pequeñas batallas son necesarias para ganar la guerra. Cuando se sabe ganador, el triunfo se mastica despacio. Me alegro de tu victoria pero no te duermas en los laureles del cesar que todo se retoma en breve. A cada batalla, una carta. Así te leeremos.
Un besazo